“Un verdadero Samurai consagra todo su tiempo al
perfeccionamiento de sí mismo. Es
por ello que el
entrenamiento es un proceso sin fin”
No sólo durante
el entrenamiento, sino también en la vida diaria es importante respetar a los
mayores, no menospreciar a los más jóvenes, y en donde quiera que estemos con
otras personas, actuar educada y humildemente, y con una actitud receptiva. En kempo,
colocarse en kesshu gamae es algo básico. Cuando el profesor habla o explica,
no hay que escuchar con los brazos cruzados, sino en kesshu gamae, e intentar
también sentarse o permanecer en pie de la forma adecuada, y moverse siempre
con elegancia y rapidez.
[...]Si, al perseverar y concentrarse, un Samurai adquiere opiniones
muy marcadas, podrá estar tentado a pensar con precipitación que ya ha
alcanzado un buen nivel de realización. Esto debe ser desaconsejado
formalmente. Un Samurai debe, por asiduidad, llegar primeramente a la maestría
absoluta de los principios básicos y luego continuar su entrenamiento de tal
manera que sus técnicas lleguen a la madurez. Un Samurai no debe jamás relajar
su esfuerzo sino que debe perseverar toda su vida en el entrenamiento. Pensar
que uno puede relajar la disciplina del entrenamiento porque simplemente ha hecho
algún descubrimiento personal, es el colmo de la locura. Un Samurai debe estar constantemente
animado por el pensamiento siguiente: "En tal o cual punto todavía disto
mucho de la perfección" y consagrar toda su vida más y más al
perfeccionamiento, buscando asiduamente la vía verdadera. Es por una práctica
así que se puede encontrar la Vía. [...]
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